CANTO AL SANTO ENTIERRO, CRISTO STMO. DE LAS AGUAS


En una urna de plata,

entre lirios y azucenas,

descansa, muerto, el Señor,

que, después de crucificado,

su bendita vida entregó.

Muerto y encerrado en la urna,

Cristo la vida entregó,

crucificado en la cruz

por Pilatos, el traidor.

Cuatro ángeles del Cielo

a Jesucristo llevaban,

muerto y crucificado,

y, con dolor, lo sepultaban.

En una urna de plata

Cristo va por La Puebla;

llorosa, detrás, su madre,

y le lloran hasta las piedras.

Costaleros, costaleros,

llevadlo poquito a poco,

que no va dormido, sino muerto,

y le pueden sangrar

las heridas que le hicieron.

Viernes Santo en la noche,

noche triste, y en silencio,

por las calles de La Puebla

pasa Jesucristo muerto.

Semana Santa 1994

ROMANCE A LA VIRGEN DE LOS DOLORES

(Dedicado a su Hermano Mayor, Don Gabriel Sánchez, por su labor en la Hermandad)

Madre mía de los Dolores,

¿quién es tu Hermano Mayor,

que te tiene tan bonita

que reluces como el sol?

Saetas que se recuerda

que cantaban nuestros padres

cuando llegaba esta fecha.

Saetas de sentimiento,

que el Viernes de Dolores

se le cantaban a la Virgen

cuando salía del convento.

Viernes Santo en la tarde,

en la plaza del Convento,

donde se apiña el tropel

de la gente de mi pueblo.

Y el “tío de los globos”,

que , volando por el aire,

traen a los chiquillos locos.

Los puestos de chucherías,

que no faltan en estas fechas,

cuando llega este día.

Son las nueve de la tarde,

y la puerta del convento

se abre poquito a poco,

con el más profundo silencio.

Y aparece la Cruz de Guía,

con las filas de nazarenos,

con los cirios encendidos,

vestidos de blanco y negro.

Sale el Santo Entierro

y suena la Marcha Real,

el pueblo llora y reza

con sentimiento y piedad.

Y la Virgen, que aparece

ante un silencio sepulcral,

y el gentío que aplaude

a la Madre Celestial:

es el delirio del pueblo,

y se oye la Marcha Real.

Y la Virgen de los Dolores

detrás de su Hijo va;

ya está ella en la calle,

con su pena y su dolor,

con su cara tan divina,

que cuando se mira a ella

nos va quitando las penas

y nos llena de alegría

al ver su cara morena.

Y un anciano encanecido,

tiene en brazos un chiquillo

que la contempla con emoción,

y, mirándola a la cara,

le dice: Mira, hijo

a nuestra Madre;

sabemos que está en el Cielo,

y hoy la vemos aquí,

gracias a un milagro,

que tuvo que ocurrir.

Y se oye la saeta

que cantan los saeteros,

como Pepe el de la Barbarita,

que canta como los ángeles,

con unas letras bonitas

que, hasta el lucero del alba

deja de reflejar su luz

para poder escucharla.

“Madre mía de los Dolores,

cómo sufriste tú tanto,

cuando el infame Pilatos

a tu hijo lo condena

el mismo día de Viernes Santo.”

Y la cofradía sigue

por las calles de mi pueblo,

y se oye el pisar

de los bravos costaleros

que van debajo de la Virgen,

Reina y Madre de los Cielos.

Y se refleja en los muros

de las casas de mi pueblo,

y entra en todas las casas,

y cura a los enfermos,

besando las paredes

con cariño y sentimiento.

Son las dos de la madrugada:

la Virgen vuelve ya al Convento,

después de haber recorrido

las calles blancas de mi pueblo.

Y hay un murmullo en la noche,

y hay algarabía en el pueblo.

Y en la lejanía se oye

el canto bonito del gallo,

con su popular quiquiriquí,

que anuncia que el nuevo día

está ya por venir.



VIRGEN DE LOS DOLORES

La Virgen de los Dolores

con su rostro tan divino

va derramando amor

por las calles de la Puebla

con su hijo el Redentor.

Capilla de los Dolores

de la iglesia del convento

abre tus puertas Señor

que de rodillas te pido

que me des la bendición.

Capilla de los Dolores

de la iglesia del convento

abre tus puertas Señora,

que vengo a pedirte perdón

por el daño que te he hecho.

Las lágrimas te caían

por tu divina mejilla,

son lágrimas de pena

al ver a tu hijo muerto

por una falsa condena.

Flores del monte divino,

perfumad bien el sendero

que va a pasar nuestra Madre

la Virgen de los Dolores

detrás de su hijo muerto.

Dolor en tu corazón,

Madre mía de los Dolores,

te clavaron un puñal

tan hondo como tu pena

los judíos sin piedad.

Rosas del campo divino

que se marchitan al verte,

al ver tu cara de pena

mi Virgen de los Dolores

cuando pasas por la Puebla.


A LA STMA. VIRGEN DE LOS DOLORES

( ¿Quién sería el escultor

que te hizo tan hermosa,

que puso su corazón

en tu cara dolorosa?)

Flores del campo divino,

perfumad bien el sendero,

que va a pasar nuestra Madre,

la Virgen de los Dolores,

Reina y Madre de los Cielos.

Mecedla bien, costaleros,

que no se le caigan las flores,

que llevais en vuestros hombros

a la Virgen de los Dolores.

Quisiera ser, Madre mía,

tu hermoso y bonito palio,

para cobijar tu pena,

y a ti, Madre Dolorosa,

la noche del Viernes Santo.

Las estrellas y los luceros

iluminan tu hermosura,

cuando pasas Dolorosa

buscando a tu hijo Jesús

por la calle la Amargura.

Madre mía de los Dolores,

cómo sufriste tú tanto,

cuando el infame Pilatos

a tu hijo lo condena

el mismo día de Viernes Santo.

Con tu corazón herido,

que constantemente a ti te sangra,

porque viste a tu Hijo,

que los judíos azotaban.

Y tú, llorando tu pena,

las lágrimas te caían

por tu rostro tan divino

que Dios hizo de tu cara,

que mirándote tus ojos

te entregamos nuestras almas.

Tú que sufriste, Madre mía,

con tanta pena y dolor,

cuando clavaron en tu pecho

siete puñales de muerte

que parten tu corazón.

Bello rostro de una Madre

que llora su gran dolor,

con pena y sin consuelo,

al ver a su Hijo en la Cruz

pidiendo clemencia al cielo.

Es tanto tu poder y tu gloria,

que Tú eres toda amor,

eres pura, Virgen Santa,

eres la Madre de Dios.

En la Plaza del Convento

un Viernes Santo vi

a mi Virgen de los Dolores

con su cara de pureza,

que la envidian hasta las flores.

Madre mía de los Dolores,

tu capilla se cayó,

y tu bendita imagen

de las llamas se salvó,

gracias a Dios en el Cielo

y a tu hijo el Señor.

¡Pasa Tú, Madre Divina!

¡Pasa Tú, Madre de Amor!

¡Pasa Tú, Madre Dolorosa!

¡Pasa Tú, Madre del Señor!

Semana Santa de 1997